Lentejas para todos en la popular reapertura de Molino de Pez
Tras el incendio que quemó la cocina de Molino de Pez, pero no nuestra ilusión, volvemos reforzados, con un aspecto nuevo tras una reforma integral del restaurante y con un planteamiento que vuelve a la sencillez, al sabor de nuestras raíces.
En un restaurante pueden pasar muchas cosas, muchas, las posibilidades son infinitas. Casi la peor de ellas se llama “fuego” y nos ha sucedido a nosotros. En Molino de Pez sufrimos un incendio en abril de este mismo año 2025, que quemó la cocina de nuestro restaurante pero no las ilusiones que habíamos puesto en él.
Por eso, nos pusimos manos a la obra para volver a levantar la cocina, que fue la zona afectada y, de paso, nos lanzamos a una reforma y rehabilitación del restaurante completo.
«Cerramos de golpe, con el corazón encogido y la cocina en silencio, pero con una idea clara desde el primer momento: volver lo antes posible. Y volver bien”, cuenta Nino Redruello para Público. La periodista Natalia Martínez lo escribía muy bien en El Español: “No se trataba solo de reconstruir un restaurante, sino de replantearse qué significa ser parte del mapa gastronómico de Barcelona.”
Nos habíamos hecho un hueco en la ciudad y no podíamos venirnos abajo, en nuestro ADN está la voluntad de salir reforzados de un contratiempo, sacar un aprendizaje, un motivo para seguir e incluso un pequeño empujón para replantearnos las cosas que a veces, con el buen hacer durante mucho tiempo, se dan por hechas.
Abrimos Molino de Pez como una casa de comidas madrileña en Barcelona donde la cocina estaba llena de recuerdos del recetario familiar. Nos emociona pensar que lo conseguimos cuando leemos textos como el de Ricard Martín en Time Out Barcelona, “el mejor restaurante madrileño de Barcelona, y todo un templo de la cocina tradicional española y el guiso a fuego lento”.
Así que, en este sentido, nada ha cambiado; hemos vuelto con la cocina que nos ha hecho un hueco en la Ciudad Condal, pero este parón, como decíamos, nos ha hecho reflexionar «para reconectar con lo esencial», explica Nino. Y eso no es otra cosa que volver a la intención con la que abrimos “ofrecer platos sencillos, sabrosos y sin artificios, pensados para disfrutar”.
Por esa razón, quisimos abrir las puertas de Molino de Pez a cucharadas, literalmente: el 10 de septiembre, un día antes de la reapertura, regalamos quinientas raciones de nuestras famosas lentejas a todo el que quisiera venir a probarlas y, especialmente, a todos los vecinos de la zona.
La invitación de Nino – «Veniros, gente, dejad que tengamos un detalle bonito con vosotros», como recoge Time Out – era sugerente y era una manera de resarcirnos por el susto que provocamos en el barrio y por el tiempo que nos ha llevado volver a ponernos mano a mano a las cocinas.
Este gesto no fue concebido como una acción de marketing, como bien indica El Nacional; es puro agradecimiento, es un acto «puramente desde el corazón y el agradecimiento de forma genuina», les cuenta Nino.
De hecho, la revista Mengem recogía las palabras de un Nino muy emocionado con esta vuelta: “Gracias a todos los que han estado aquí durante este tiempo, esperando con paciencia y cariño nuestro regreso. Nos ha dado aún más razones para volver con fuerza”. Y como somos de la opinión de que el que la sigue la consigue, la seguimos muchos meses y la conseguimos el 11 de septiembre, cuando Molino de Pez volvía a estar a pleno rendimiento.
Ese día 10 de septiembre de 2025 lo recordaremos no solo como nuestra vuelta con la cocina más madrileña a Barcelona, sino como el día en que una de las recetas más célebres de nuestra familia salió a la calle, a un pequeño puesto en la misma calle del restaurante para conquistar a 500 personas que las disfrutaron como se disfruta de la cocina más reconfortante, a cucharadas.
Ah, ¿que por qué lentejas y no otro plato? Esto lo podrás descubrir aquí. Eso sí, te va a entrar hambre.