A escasos metros de la Puerta del Sol, en un Madrid siempre dispuesto a divertirse, abrimos una coctelería con aires clásicos que se desmelena junto al piano bar.

 

Se dice que está todo inventado, pero en Madrid siempre hay hueco para uno más. Eso sí, la ciudad es implacable si no aportas algo diferente. Por eso, cuando empezamos a diseñar la oferta gastronómica del hotel Thompson Madrid, decidimos que tenía que haber una coctelería clásica y elegante, pero también una divertida a la que ir no solo a sentarse y tomar un buen cóctel, sino a pasarlo verdaderamente bien.

Y así nació la primera coctelería de Familia La Ancha, Hijos de Tomás, que se conforma como un piano bar donde bailar con la música en directo y arrancarse a cantar en la noche madrileña.

 

La palabra “sofisticado” define siempre el concepto de coctelería clásica. Quisimos mantener ese halo de misterio que rodea al speakeasy, esa elegancia heredada de sus años dorados (los 20 y los 30 en Estados Unidos) con sofás chester, lámparas de flecos, madera y moqueta. Pero también el gamberrismo de esos años donde se disfrutaba sin prejuicios.

Queríamos ser, como dice Gorka Elorrieta en Time Out, “la próxima gran parada para aficionados a las barras y la fiesta (limitada hasta las 3.00 de la madrugada los viernes y sábados). Y eso pasaba por romper el murmullo y el agitar de la coctelera con un piano, una banda en directo y un micrófono que se alterna con la mesa de Dj para cuando la noche pide movimiento.

 

Ya en fismuler (tanto en Madrid como en Barcelona) y en Molino de Pez las cenas se amenizan con música en directo desde su apertura y es algo que se ha convertido en seña de identidad de la casa. La música es un elemento más de la experiencia en nuestros restaurantes; bien escogida, suma a la vivencia del comensal, como lo hace una buena iluminación y un espacio cuidado.

Pero la música, sobre todo en directo, convierte la cena en algo más que una cena. Siendo esta fijación con la música algo tan nuestro, tenía sentido darle protagonismo en el concepto de coctelería divertido y diferente que es  Hijos de Tomás, que fuera ella quien marcara el ritmo de la tarde y la noche.

 

Hijos de Tomás acoge cualquier plan de tarde-noche, desde un afterwork los jueves a la madrugada de los fines de semana. El espacio es muy amplio y deja paso a un encuentro más relajado e íntimo en la zona de los reservados y a la fiesta al lado del piano cuando el cuerpo te lo pide.

En la carta seguimos esa misma dualidad: tenemos una buena bodega con tintos, blancos y espumosos para celebrar y una carta de cócteles clásicos y, a la vez, originales, pero sin artificios. “No pretenden innovar, quieren que estés a gusto, muy a gusto”, explica Gorka, y da en el clavo.

 

Aunque tenemos alma de coctelería clásica, no es muy habitual ver un vermut Martini Rubino con manzanilla, cordial de piña y uva y aire de cerveza llamado Don Tomás, ni un ron Santa Teresa 1796 con zumo de manzana verde, limonada bergamota, sirope de café y azúcar moskovado llamado Montera. La diversión también está en la sorpresa, removida o agitada. Y quizá, entre un Elisabeth y Tomás na más te arranques a cantar junto al piano.

Como dice Elorrieta, “Tiembla el legendario Toni2: tenemos un nuevo y fabuloso piano bar en Madrid centro”. Ya sabes, Madrid siempre pide algo más.

Puedes leer el artículo completo de Gorka Elorrieta para Time Out aquí.